jueves, 6 de mayo de 2010

Dìa 3: "ciudad farmacia" y yo

¿Adivinen qué? Prometer no funciona. No me levanté temprano. Me levanté tarde una vez más. Pero esta vez llegué a tiempo al trabajo y eso es bueno.

Cuando salí del trabajo comencé a caminar hacia la parada del colectivo que me deja cerca de la psicóloga. En el camino había un "ciudad farmacia" y yo necesitaba pagar algunas facturas. Me dispuse a entrar. Pasé la puerta de esas que se abren solas y frené apenas con un pie adentro.

Allí estaba yo parada a un paso de la puerta, adentro de "ciudad farmacia" mirando la fila que había para pagar. La misma se desevolvía de un solo lado, había una sola fila y de unas 10 personas. Casualmente era del lado de pago difícil.

Mientras observaba la fila, parada siempre en el mismo lugar, intentaba calcular qué tan rápido avanzaba y si, en caso de que me quedara, iba a llegar a tiempo a la psicóloga si me disponía a esperar mi turno. En eso, noto que una chica de unos 14 o 15 años estaba mirando hacia donde yo estaba, bah me estaba mirando a mi. Yo, haciéndome la desentendida, miré hacia atrás mio para ver qué era lo que tanto llamaba la atención de la niña.

En eso, veo que su amiguita estaba conteniendo alevosamente la risa. Yo, muy furiosa, las miraba fijo y la madre/abuela/tia de una de ellas me dirigía una miraba inquisidora como quieriendo ayudarme.

A ese punto, con las niñas riendose ya sin ningún tipo de pudor y mi sangre en punto de ebullción, decido acercarme y le toco el hombro a una de ellas.

- ¡Hola! - les digo sonriente - ¿Qué tal? ¿Cómo les va? ¿Bien? Bueno, me alegro. Eh, no pude evitar notar que se estaban riendo de mí, diganme ¿Tengo monitos en la cara? ¿Un chiste dibujado y no me di cuenta? No, ¿no? Entonces, ¿por qué extraño motivo se están riendo de mi? Porque no entiendo, sinceramente, no entiendo.

Las sonrisas se desdibujaron rápidamente de sus rostros. Mientras yo esperaba algún tipo de respuesta entra una parejita de ancianos muy simpáticos a "ciudad farmacia" que llama mi atención, interrumpiendo el clima de tensión que había generado entre todos los presentes. Preguntan, inocentemente, cuál es la fila de pago difícil desentendidos obviamente de toda la situación. El amable señor de seguridad señala la laaarga fila y un segundo más tarde menciona "Pero está cerrado. Cierra a las seis.".

Los viejitos, se dieron media vuelta y se fueron y yo, yo me fui detrás de ellos. 

Después de terapia pasé por la pizzería de la esquina de mi casa. Lo saludé a Eduardo, como de costumbre, y le pedí dos porciones de pizza de muzzarella. La pizzería estaba extrañamente concurrida supuse que debería haber algún partido de fútbol o algo por el estilo. Esperé a que Marcelo calentara mis porciones de pizza y apenas me las dió, lo saludé y me fui rápido a casita para que no se me enfriaran. Por suerte, ya estaba llegando a mi dulce hogar a descansar después de una chiclosa jornada laboral.

1 comentario:

Guerrero de luz dijo...

bueno, llegué, te sigo, pero espero que el otro blog no desaparezca...



besos...