miércoles, 5 de mayo de 2010

Día 2: mi cama y yo

Cada día me cuesta más levantarme de la cama a la mañana. Recuerdo aquellos tiempos -hace ¿cuánto? dos meses- cuando sostenía que prefería levantarme con tiempo, ducharme, desayunar tranquila, etc., etc.. Ahora mis remoloneos en la cama con Gato (es mi gato y sí, se llama Gato) hacen que tenga que salir corriendo de la cama al baño para ducharme apenas treinta minutos antes de la hora en que debería estar con un pie en la calle.

De más esta decir que siendo mujer, es físicamente imposible que estos tiempos estipulados se cumplan. Obviamente, como buena mujer que soy, intento optimizar los recursos. Entonces me lavo los dientes en la ducha y mientras me lavo la cabeza pienso qué miercoles me voy a poner. Mientras elijo la ropa enchufo la plancha para que se caliente (si si, plancho la ropa solo antes de salir). Me pongo la ropa seleccionada y mientras me pongo crema en la cara decido que lo que me puse no me gusta ni un poquito así que vuelvo a mi placard y observo las paupérrimas opciones que tengo disponibles. Finalmente termino decidiendo en virtud de lo tarde que se me hace y de que no tengo tiempo para un nuevo cambio de indumentaria.

De todos modos el resultado es el mismo, termino saliendo tarde de mi casa. Pero aquí no termina la cosa. Llego al ascensor y me doy cuenta que me olvidé de algo. Vuelvo a mi departamento, abro la puerta (dos llaves con dos vueltas cada una! saben todo el tiempo que eso insumeee?!?!), busco, encuentro y vuelvo a salir. Podrán imaginar que después de todo esto no estoy ni cerca de llegar a horario.

Camino las dos cuadras que me separan de la parada de colectivo, no sin una persona adelante que se cree que está en un shopping y camina a dos por hora. A tan solo unos metros de la parada, veo pasar mi colectivo. Genial. Finalmente llego y pasan absolutamente todos los colectivos de la calle menos el que yo necesito porque lo acabo de perder.

El colectivo llega, me lo tomo y comienza mi tardío viaje a la oficina que solía tomarme media hora como máximo de puerta a puerta. PERO mis pequeños saltamontes, el Sr. Gobernador de la Ciudad de Buenos Aires tuvo la maravillosisisisisma idea de hacer Santa Fe doblemano así que mis viajes de media hora a la oficina quedaron el la historia. 

Hoy llegué media hora tarde al trabajo.

Prometo que mañana me levanto temprano y hago todo tranqui como a mi me gusta. 

1 comentario:

El Dc Felipe y YO dijo...

vos sos un fiel testigo que santa fe doble mano no funciona????
Pase al dia siguiente de su inauguracion y no quedo tan mal...

En fin, no habia leido tu "diario personal" antes del comentario del post anterior y mucho menos el post q le dedicaste a foxi.

Cuando quieras o estes lista pasa por la terapia, no muerdo y no le tengo miedo al FLY. =D

Saludos
El doc