miércoles, 28 de julio de 2010

Día 91: un día más en la vida de Alba

Hoy fue un día normal. Más allá de mis incomodidades emocionales y de mi estado de desorientación, fui a trabajar, todo tranqui. Tuve que ir hasta Pilar a asistir un cliente por trabajo. Un cliente que se está yendo del país la semana entrante y estuvo viviendo aquí por casi tres años.

Es un matrimonio americano de gente medianamente “grande”. Tendrán unos setenta años. Los dos súper cálidos y amigables. Apenas entré vi que tenían un gato negro, y como fiel compañera de mi gato mencioné que yo también tengo un gato. Automáticamente me dijeron que le tiene miedo a los extraños, yo comenté que el mio tambien. Mi gato es un maricon importante.

El señor en cuestión es mórbidamente obeso. Tanto así que cuando está sentado se le sale la panza por debajo de la remera. Sí, así como lo leen. Obviamente no miré con demasiada atención. Aparte de porque me daba mucho asco, porque no es apropiado. De todos modos, y lamentablemente, ví demasiado… una panza más blanca que yo donde se venitas azules por doquier. No sé cómo hay gente que puede llegar a estar a ese estado de gordura.

En fin, firmaron los documentos que tenían que firmar, conversamos acerca de cómo se procedería el día que dejaran la casa. Mientras tanto comenzaron a contarme sobre la casa, y que no estaban acostumbrados a que, por ejemplo, hubiera tan pocos enchufes y tener que usar zapatillas. Fue ahí cuando el Sr. me “obligó” a llevarme una zapatilla porque tienen millones. No quise ser grosera así que acepté la zapatilla.

Luego, intenté clarificar el tema del check out de la semana entrante y comenzaron de vuelta a contarme que había cosas que no se llevarían. Viven mudándose por el mundo y están acostumbrados a adquirir cosas que luego tienen que dejar atrás puesto que no les interesa llevarlas.

El Sr. tiene como hobby coleccionar piedras, tiene una pulidora y todo. Me dijo que tenía montones de piedras y que no llevaría todas. Obviamente el paso siguiente fue mostrarme las piedras que tenía. Me acerqué al patio y vi sobre la mesa todas las ágatas que juntó durante estos dos años. Sinceramente mucho las piedras no me interesan, pero no quería ser descortés. Me mostro un canasto con piedras ya pulidas que no se llevaría y me dijo que elija las que quiera. Accedí y agarre algunas piedras sin urgar demasiado.

A este punto, cada paso que daba era una nueva historia que tenían para contarme. Yo estaba intentando irme ya que debía volver a la oficina. Llegué a la puerta pero las historias continuaban y yo no sabía cómo hacer para poner un límite a todo eso y no quería ser maleducada. Me contaron sobre gente que comía monos, serpientes de 10mts, tormentas eléctricas en Miami, y un sin fin de cosas más. En eso, y no sé cómo se acerca el Sr. hasta la puerta (yo estaba cerca de su esposa) y me dice: “¿Vos tenés un gato, no? Tomá, para tu gato.”. Y me regaló dos juguetitos de su gato para mi gato. Le agradecí y le dije que mi gato estaría super contento.

Se imaginan que para esta altura yo quería salir corriendo, sino ya veía que iba a cruzar la puerta de salida con zapatilla, piedras, juguetes para mi gato, lámparas, vasos, cuadros, y cuanto cachivache más se les ocurriera regalarme.

Finalmente logré hacer mi salida triunfal. Ahora, yo me pregunto, ¿tan necesitada parezco que todos me regalan cosas cuando se van? Y eso que estos ni siquiera se estaban yendo todavía… o sea, imagínense cuando tenga que ir a la devolución de la casa. Me llevo un carrito de supermercado!

En fin, esta fue la parte bonita del día, por decirlo de alguna manera. La parte no tan bonita fue la vuelta a mi casa, puesto que tuve el AGRADO de que una roñosa viajara al lado mio en el colectivo. Y era sencillamente una roñosa, una chica roñosa. Estaba, desgraciadamente a medio metro de distancia mio y pude sentir, cual Grenouille, todos los “gases tóxicos” que emanaba su cuerpo. Olor a pelo sucio de no-me-baño-hace-una-semana-como-mínimo (puaj!), olor a ropa en dudoso estado de pulcritud, olor a transpiración corporal y axilar. Un asco… yo creo que el resto del colectivo se dio cuenta por la cara de asco que puse cuando se paró justo al lado mio. Yo intentaba respirar aire de mi derecha que era el lugar más alejado a ella.

Todo bien si no te querés bañar, es tu cuerpo, tu vida, por mí no te bañes nunca si no querés. Pero vivimos en sociedad y si vas a subirte a un colectivo, por favor tené la delicadeza de bañarte, SUCIA! Creo que voy a llevar un desodorante adicional en mi cartera para echarle a la gente sucia en el colectivo. Y decirle: “Disculpame, si te bañaras más seguido, no me vería obligada a hacer esto. [fffttttttshhhh]”

Día 91: ¿más perdida que ayer y menos que mañana?

Yo ya estoy más allá de todo. No me entiendo nada de nada.

Qué angustiante es no tener idea.

Un momento de claridad. Un minuto pido aunque sea. ¿Es mucho pedir?

Dejo una cita que es tan verdad para mi en este momento. Es como si la hubiese escrito yo.

"Too often, the thing you want most is the one thing you can't have. Desire leaves us heartbroken, it wears us out. Desire can wreck your life. But as tough as wanting something can be, the people who suffer the most, are those who don't know what they want."

Las personas que más sufren son las que no saben lo que quieren...

jueves, 22 de julio de 2010

Día 85: y yo que creía saber...

...resulta ser que estoy más perdida que perro en cancha de bochas.

Aparentemente no tengo bien en claro qué es lo que quiero. Siempre creí tener todo muy claro, y de hecho creo que tenía todo muy claro. No es justo que ahora no sea así. Digo, ¿de qué sirve ser una pendeja de 20 años con las ideas claras? Está bien, tenés las ideas claras, pero sos una pendeja.

Ahora bien, tener casi 25 años y no tener idea de NADA no está bueno.

A ver, hagamos un pequeño repaso.

- Noviembre de 2009: re-inscripta en la UBA para mi nueva carrera. Super entusiasmada
- Noviembre-Diciembre del 2009: maravillada con natación (que el médico me obligó a hacer por mi hermosa hernia de disco).
- Enero 2010: empiezo tango. Encantada con las clases de tango.
- Enero 2010: dejo la natación porque, claro, lo mio es el tango y no me da el presupuesto para hacer las dos cosas.
. Febrero 2010: dejo tango. 
- Mayo 2010: decido que la carrera que elegí no es para mi y que me tengo que cambiar de carrera (gracias a dios tengo una psicóloga y continué haciendo las materias hasta terminar el cuatrimestre).
- Junio 2010: quiero hacer stand up y hago algunas averiguaciones de lugares cerca de mi casa.
- Junio 2010: me dan ganas de cambiar de trabajo y me surge una idea para un proyecto propio.
- Junio 2010: veo una película y me dan ganas de hacer patín.
- Julio 2010: me compro patines. (Sí, una locura, lo sé)
- Julio 2010: decido que me quiero ir a vivir al exterior y (¿en consecuencia?) vendo los patines. 

Igual, hay algo que tengo claro y es que tengo que cambiar de trabajo. Bueno, de todos modos, ¿quién va a poder tomar alguna afirmación mia en serio ahora? A esta altura hasta yo misma me cuestiono si lo digo en serio o no. Y esto va en serio.

Yo evalué la situación y es un hecho que tengo que cambiar de trabajo. Convincente, ¿no? Siempre parezco super convencida, con argumentos y todo, tanto que hasta yo misma me la creo! Es genial.

Ahora bien, si me voy a fin de año (?) me conviene quedarme en donde estoy con el trabajo que tengo... 

Mi cuñada a los 25 ya estaba con su laburo de lpm y casándose con mi hermano que en su momento tenía 27. Y yo con casi 25 estoy en Pampa y la vía. 

Sinceramente, nunca entendí cómo podía haber gente que estuviese tan perdida en la vida. Y ahora que yo estoy perdida tampoco lo entiendo. JA! Pero hay una diferencia entre esa gente y yo. La diferencia es que yo soy conciente de que estoy más perdida que Hansel & Gretel en el bosque. Yo lo sé eso. De todos modos no sé para qué me sirve saberlo si sigo perdida.




Por favor, si me encuentra, lléveme a mi casa!